Este ha sido un fin de semana de hombres total.
Hacer la maleta los viernes quiere decir que llega el fin de semana, lo que se traduce en planes, en salir, en dormir en mi cama... y lo más importante: ¡comer bien! Durante dos días puedo comer platos elaborados (con todo el amor de mami) y olvidarme de la fritanga que se me acumula alrededor del corazón. Es como un spa para mi organismo, un oasis en ese desierto de patatas fritas y bocadillos de atún con mayonesa.
Pero este fin de semana ha sido muuuy diferente. A la mia mamma se le ha ocurrido irse a la playa y me he quedado con mi padre y mi hermano... Resumen: El viernes pizza y boxeo, el sábado fútbol (con su respectivo comentario del partido en la comida) y tortilla de patata, el domingo golazo de Iñigo Martinez y hamburguesa...
La verdad que ha sido divertido pero tenía ganas de perderlos un poco de vista (con mucho cariño).
Menos mal que por lo menos tuve oportunidad de hacer mi propio Black Friday (versión chinatown) y me llevé a casa un metro de orazo (de 24 kilates, claro está)
Lo de la cinta en la cabeza es para que mis neuronas estén calentitas y funcionen a tope. Lo más a tope que pueden las pobres con este frío helador. ¿Es normal? Bueno sí, estamos casi en diciembre...claro...
A mí no me importa tener que abrigarme, ponerme gorros o lo que haga falta, pero por favor, lo único que espero es no ponerme enferma. Lo digo por eso de que los vascos no podemos ser atendidos por la sanidad riojana... en fin...
¡Salud para todos! y un besito a mi padre y mi hermano.
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