Ha llegado la hora de cerrar el chiringuito.
No hay drama. Todo lo que empieza en algún momento encuentra su final y hoy escribo el último post de este blog.
A partir de ahora me dedicaré a recopilar los textos y los enviaré a todas las editoriales. Seguro que con la portada word art que me voy a currar no hay ninguna que se me resista.
El discurso para cuando me den el Nobel de literatura lo tengo ya escrito, pero por si las moscas, lo voy a soltar ahora y luego ya si eso me escribiré otro (en inglés).
Gracias a todas las que habéis leído mi libro mi blog de principio a fin, a las que os habéis pasado por aquí todos los días y a las que habéis comentado. Gracias a las que habéis venido de vez en cuando. Gracias a las que lo habéis descubierto por casualidad y os habéis quedado un buen rato. Gracias a mis amigas, que son las que nunca me leen. Gracias a mi familia por leerme siempre.
Gracias porque todas habéis hecho que el blog tuviera sentido.
Toda decisión es una pérdida, pero hay que elegir. Me gustaría, para despedirme por todo lo alto, utilizar las palabras de Coelho en uno de sus artículos de Maktub:
Dice el maestro:
El cruce de caminos es un lugar
sagrado. Allí el peregrino ha de tomar una
decisión. Por eso, los dioses suelen dormir y
comer en los cruces.
Donde las carreteras se cruzan, se concentran
dos grandes energías, el camino que será
escogido y el camino que será abandonado.
Ambos se transforman en un solo camino pero
simplemente por un pequeño período de
tiempo.
El peregrino puede descansar, dormir un poco,
incluso consultar a los dioses que viven en los
cruces, pero nadie puede quedarse allí para
siempre: una vez hecha la elección, es preciso
seguir adelante, sin pensar en el camino que se
dejó de recorrer. O el cruce se transforma en
maldición.
F · I · N