Y así todo el día hasta que llegan las 11pm y digo: ya es tarde, ya le llamaré. Y nunca más se volvió a saber. Entre lo poco que me gusta hablar por teléfono y lo malqueda que soy para las felicitaciones... Así que llega mi día y sólo me llama la familia. Sí, sí. Así de rencorosa es la gente, señores. Pero Marta no. Marta no es de esas. Ella es muy detallista y no se le pasa una. Aún estando recluída por tema de estudios, ella siempre está al pie del cañón. Ella es la que me cuidó en India, la que me escuchó y me animó en algunos momentos duros que pasé allí. También fue un gran apoyo cuando estuve en Inglaterra. Vale que tenía 17 años pero era muy pava y necesité sus ánimos. Con Marta no hay tiempo para el aburrimiento. Siempre tiene alguna historia, cotiyeoh o anécdota para contar. Lo único que le falla es que no le gusta bailar, pero nadie es perfecto. ;-) Aún así las fiestas con ella son lo mejor, sobre todo si son en Cabezón de la Sal! Y voy a dejar de hacerle la pelota que como yo de normal no suelo decir estas cosas, me pongo a escribir y me emociono. Simplemente quería decirle a Marta que muchas gracias por estar a mi lado, que tienes por supuesto tu casa en Bilbao (cuando la tenga yo...) y que
¡¡¡MUCHAS FELICIDADES!!!